lunes, 3 de diciembre de 2012

Si quieres educar a un dachshund...



Este perro es un animal pequeño, que no suele sobrepasar los nueve kilos en su edad adulta, y con un cuerpo curiosamente alargado que suele parecer gracioso. Es, por tanto, nombrado “perro salchicha”, y se le hacen a menudo fotografías entre dos trozos de pan, como un bocadillo. Para educar al Dachshund es bueno conocer su personalidad activa y enérgica además de su testarudez natural, y es bueno saber cómo empezó para comprenderlo mejor.

En este caso en concreto, sabemos que estamos ante una raza de orígenes cazadores. Cuando las personas piensan en un perro cazador se imaginan un animal grande y fuerte, tal vez un bloodhound, o quizá un bretón, pero lo cierto es que el dachshund fue criado para meterse en las madrigueras de los animales como conejos y ratones gracias a su cuerpo alargado, que le permitía meterse en cualquier pequeño túnel. Quizá no es un sabueso, ni tampoco un terrier, pero su buen olfato le permite encontrar las presas y su tendencia cazadora lo dota de una gran cantidad de energía. ¿Educar a un dachshund? Hay que empezar por cansarlo.

Un dachshund es de naturaleza inquieta, muy excitable y con una gran cantidad de energía. Debemos tener en cuenta eso a la hora de educarle: significa que a causa de una personalidad nerviosa, muy movida y en ocasiones incluso dominante a pesar de su reducido tamaño, nos vemos en la necesidad de ser muy estrictos con él, más de lo que seríamos con un perro dócil que estuviera ansioso por complacernos.

El dachshund sólo aceptará un dueño firme, muy seguro de sí mismo y que jamás dé su brazo a torcer. Debes saber lo que le permites y lo que no; si no sube al sofá, no se lo debes permitir jamás. Simplemente, si encuentra una debilidad la aprovechará para convertirse en el amo de la casa, y debes recordar en todo momento que tú eres quien manda. De lo contrario será un desastre de perro.

En resumen, ¿qué debes hacer? Educar a un dachshund no es tan diferente de educar a un pinscher, a un pastor australiano u a un boxer. Sólo debes asegurarte de ser muy firme y seguro, y sobre todo: consecuente. Cuando es así, es así todos los días, a todas horas. No dejes que su aspecto adorable te haga decir "bueno, sólo por esta vez sube al sofá". Mímalo, pero no en exceso, y desde luego no cuando te lo pida: sólo cuando lo merezca. Así es como conseguirás un dachsund equilibrado y perfectamente educado.

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Marcos Mendoza

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