El Yorkshire es un perrito de tamaño pequeño (¡los hay que no
llegan a pesar un kilo en su edad adulta!), pero muy explosivo y
lleno de energía. Estamos ante un animal que siempre ladra, salta,
da vueltas, se mueve, es como un pequeño y demoledor tornado. Además
estamos ante una raza que está poco dispuesta a ser sumisa y
obediente, ¡lo que dificulta mucho más su adiestramiento! Así
pues, ¿cómo hay que educar a un Yorkshire?
El origen de estos perros se encuentra en Gran Bretaña, más
concretamente en el condado de Yorkshire, del que la raza recibe su
nombre. Para educar a un Yorkshire debemos saber que no empezó
para ser, como sucede con la mayoría de terriers, un cazador. Así
como la mayor parte de los perros pequeños (como aquellos de los que
salió esta raza) tienen su origen en la necesidad de acabar con
plagas como las ratas, el Yorkshire, por el contrario, nació con el
único y exclusivo motivo de ser mimado. ¡Así es! Esta raza empezó
a formarse ante la búsqueda de un perro con glamour, clase y cierto
carácter que las damas de la alta sociedad pudieran lucir.
Estamos ante un animal que existe únicamente para ser caprichoso y
adorable. Con su pequeño tamaño y sus maneras excitables se
convierte en el perro al que todo el mundo quiere mimar. ¡Pero
cuidado! No podemos excedernos. No hay peor error para educar a un
perro que darle todos los caprichos que nos podamos imaginar. Tiene
que ganárselo...y ser irresistiblemente adorable no es suficiente.
Aunque resulte difícil negarle nada a esa carita encantadora y a
esas cabriolas que hace, hay que pensar que es por su bien.
Un yorkshire es de naturaleza inquieta, muy excitable y con una gran
cantidad de energía. Debemos tener en cuenta eso a la hora de
educarle: significa que a causa de una personalidad caprichosa y en
ocasiones incluso dominante, nos vemos en la necesidad de ser muy
estrictos con él, más de lo que seríamos con un perro más dócil.
El yorkshire no consentirá que se le golpee ni se le grite, sólo
aceptará un dueño firme, muy seguro de sí mismo y que jamás dé
su brazo a torcer. Verás, si decides que tu yorkie no sube al sofá,
no se lo debes permitir jamás.
Simplemente, si encuentra una debilidad la aprovechará para
convertirse en el amo de la casa, y debes recordar en todo momento
que tú eres quien manda. De lo contrario será un desastre de perro.
En resumen, ¿qué debes hacer?
Educar a un yorkshire
no es tan diferente de educar a un collie, a un pastor alemán o a un
bulldog. Sólo debes asegurarte de ser muy firme y seguro, y sobre
todo: consecuente. Cuando es así, es así todos los días, a todas
horas. No dejes que su aspecto adorable te haga decir “bueno, sólo
por esta vez sube al sofá”. Mímalo, pero no en exceso, y desde
luego no cuando te lo pida: sólo cuando lo merezca. Así es como
conseguirás un yorkshire equilibrado y perfectamente educado.
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