Encontrándonos ante un animal pequeño, ya deberíamos saber que se
trata, a pesar de las apariencias, de una criatura con muchísima
energía. De hecho para educar a un Jack Russell debemos tener
en cuenta que es un animal muy frenético, verdaderamente inagotable.
Como cualquier terrier, es un perro nervioso, enérgico, muy movido,
así que no es muy apto para personas sedentarias ni primerizos en
cuanto a mascotas caninas, ni tampoco se les da muy bien tratar con
niños pequeños.
El Jack Russell se origina el Inglaterra, de mano del reverendo John
Russell. Paradójicamente, tratándose de un hombre religioso, era un
gran amante de la caza, y por ello se compró un terrier, perros a
los que admiraba profundamente. Su pasión por estos perros lo llevó
a la crianza, y comenzó a cruzar terriers de distintos tamaños y
colores en la búsqueda no tanto de un físico concreto, si no de
unas aptitudes cada vez mejores para la cacería. Este es el motivo
por el que el Jack Russell no tienen un aspecto tan marcado como
otras razas, como por ejemplo el Labrador. Pero el verdadero auge de
esta raza empezó en Australia, algunos años después, cuando unos
pocos miembros de los preciosos Jack Russell llegaron al país a modo
de regalo. De hecho fue así como se estandarizó la raza, según los
ejemplares australianos, y por eso se cree que este es su país de
origen. En definitiva, ¿qué nos dice esto sobre la manera de educar
a un Jack Russell?
Nos dice que son perros de caza. Eso implica muchas cosas. Como
terrier y como cazadores, los Jack Russell tienen una cantidad
desbordante de energía y ganas de correr, saltar, perseguir,
rastrear,...Son perros incansables, como buena parte de sus primos
terrier. Tienden a ladrar ante cualquier alarma por una cuestión de
instinto: avisar de que su presa está cerca. También tienen
facilidad para cavar hoyos indiscriminadamente, como intentando
alcanzar a su presa (por norma general conejos o roedores, aunque
también zorros) en su propia madriguera. Su capacidad para seguir
moviéndose es verdaderamente agotadora. Para educarlo, ¡hay que
tener la misma cantidad de energía!
Hay que ser muy paciente con el Jack Russell. Repito, muy paciente.
Es un perro frenético que puede volvernos locos, pero debemos
aprender a sobrellevarlo. Lo primero de todo es cansarlo, cansarlo
muchísimo. Largos paseos, mucho ejercicio. Tírale la pelota, dale
muchos juguetes para morder, juega abundantemente hasta que esté
cansado, pero sin pasarse, no debe estar exhausto. Necesitas que haya
quemado toda esa energía que desborda, y a la vez aún sea capaz de
prestar atención a algo. A ti, más concretamente, y a las
recompensas que vayas a darle por llevar a cabo las acciones que
quieras enseñarle.
Es posible que te cueste encontrar el punto de cansancio necesario,
pero no desistas. Educar a un Jack Russell puede ser difícil;
no obstante, cuando se consigue es una maravilla de perro. ¿O acaso
no conoces a Jesse, el magnífico Jack Russell que puede cerrar las
puertas abiertas e incluso ponerte las zapatillas, entre otros
graciosos trucos? Todo esto y mucho más puedes conseguir con tu
perrito si sabes cómo educarlo correctamente.
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