Educar a un Doberman puede llegar a ser
complicado. Es un perro muy enérgico y bastante testarudo, además con mucha
fuerza gracias a su tamaño y musculatura, pero por suerte también cuenta con
una personalidad dócil y cariñosa. Hay quien piensa que estos perros son
peligrosos por naturaleza, agresivos y violentos. ¡Nada más lejos de la verdad!
A pesar de un aspecto más bien inquietante, el doberman es amigable y tierno, y
en realidad con un corazón muy frágil. Sufre terriblemente la tiranía y los
malos modos, así que hay que debemos ser muy dulces con estos perros.
El doberman encuentra
su origen en Alemania de mano de Friederich Louis Doberman, que entre otras
muchas cosas también era lo que ahora se llama perrero: tenía poder para
hacerse con todos los perros callejeros que hubiere. Empezó la crianza
escogiendo a los más mordedores y luego mezclándolos con un pastor negro con
marcas rojas, iniciando en en 1870 el primer criadero propiamente dicho. En
seguida el Doberman fue acogido para multitud de tareas: como vigilante y perro
de alerta, como perro de protección, y también perro policía, e incluso para
cazar alimañas como ratas u otros roedores del hogar. Al final para educar a un doberman debemos tener en cuenta
su absoluta versatilidad.
Por naturaleza
estamos ante un perro para todo, como quien dice. Es buen cazador, aunque no el
mejor, útil como perro policía, como guardián, como perro de alerta y desde
luego como un gran acompañante. Su personalidad dulce y cariñosa lo convierte
en el amigo perfecto incluso para los niños, aunque hay que tener siempre la
supervisión de un adulto: el doberman es un animal muy fuerte que puede hacer
daño sin quererlo. Para adiestrarlo debemos tener muy claro qué queremos de él.
¿Deseamos un perro de compañía? ¿Un perro de alerta, un guardián que proteja la
casa y la familia? ¿Quizá queremos entrenarlo para el cuerpo de policía?
Estamos ante una raza tan versátil que es difícil dar unas directrices
concretas sobre su educación, pero vamos a intentarlo.
A causa de su personalidad afable con su familia debemos
asegurarnos de tratarlo con mucho respeto y amor. Su corazón es muy frágil y
vulnerable, así que tenemos que cuidarlo. Después las bases son las usuales.
Debemos ser consecuentes en nuestras órdenes, tratarlo con firmeza pero no con
violencia; nada de fuerza bruta. Recuerda que es desconfiado con los
desconocidos, así que acostúmbralo a tratar con personas que no conozca, sobre
todo de pequeño. Necesita una buena sociabilización. Una alimentación
equilibrada y una buena dosis de ejercicio son ideales para el buen
adiestramiento de un perro, aunque no lo parezca; si está cansado tendrá más
facilidad para prestar atención, en especial el doberman, que es muy enérgico y
a veces un pelín testarudo.
Si sigues estos
consejos seguro que conseguirás educar a
un doberman sin mayores dificultades. Recuerda que es muy sensible, y a la vez
muy fuerte. Enséñale hasta dónde puede llegar en sus juegos para que nunca
ocurra un accidente, pero jamás utilices la agresividad con él.
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