Educar a un San Bernardo no es tan difícil
como sucede con otras razas, pero lo cierto es que tampoco es el más sencillo
de todos. En buena medida gracias a la película de Bethooven, en la que un
adorable San Bernardo se gana el corazón de su renuente dueño, se da por sentado
que estamos ante un animal que es todo ternura y picardía; bueno, estos perros
son tiernos y juguetones, pero también son muchas otras cosas que no encajan
con el perfil de la película. Ellos son regios, un poco dominantes, y muy
guardianes.
El San Bernardo
desciende del Mastín Tibetano, probablemente, con un poco de Terranova, y
encuentra su origen en los montes suizos. En el siglo XVII esta raza ya era
criada con una única intención: buscar a los viajeros extraviados en las
nevadas. Gracias a su gran tamaño, su fortaleza física, increíble olfato y gran
sentido de la responsabilidad, estos perros han salvado a lo largo de los años
a miles de personas perdidas en las tormentas. Para educar a un San Bernardo debemos tener esto muy en cuenta, pues nos
dice mucho sobre su personalidad guardiana y protectora.
Por su origen,
sabemos que el San Bernardo es un perro de búsqueda y rescate. Su instinto lo
lleva a buscar y ayudar a quien corre peligro. Es de naturaleza cautelosa,
dominante y guardiana. A pesar de su tamaño y aspecto no es un perro peligroso,
pero hay que controlar su dominancia, que no es poca, si queremos un hogar
tranquilo y un perro dócil. Su gran peso y resistencia lo pueden volver indomable
a veces, por eso es necesario un adiestramiento rígido y firme.
¿Y cuál es el mejor
método para educar a un San Bernardo? Bueno, lo primero de todo es, como sucede
con la mayoría de razas caninas, ser consecuente con nuestras órdenes. No
podemos decirle hoy que no se suba al sofá si mañana se lo permitimos, lo
entenderá como un signo de debilidad y se pondrá en el papel de líder. Debemos
estar seguros de qué queremos enseñarle, y jamás doblegarnos. También es bueno
que haga ejercicio, que desgaste la energía que tiene; recuerda que es un perro
criado para correr largas distancias entre nieve y vendavales buscando a
personas perdidas. Si muestra agresividad o siquiera un ápice de dominación hay
que atajarla de inmediato. No hay que gritarle ni golpearle, ¡jamás! Recuerda
que es un perro de guarda, sabe muy bien cómo defenderse, y de todos modos para
el adiestramiento canino no hay nada tan efectivo como el cariño y las
recompensas.
Con esta información educar a un San Bernardo será sencillo.
Ten siempre en cuenta que las hembras son más pacientes que los machos, pero
aún así no tolerarán cualquier perrería. Y acostúmbralo a aceptar a los
desconocidos que vengan de visita para que no haya ningún disgusto; para eso,
nada como una buena socialización.
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